4/11/07

Imposibilidades

Es un lugar común afirmar que la ciencia ha expandido los límites de lo posible. Pero también es cierto que ha descubierto sus propias imposibilidades y ha trazado sus propios límites.

Sin límites entre lo posible y lo imposible, no hubiera ciencia. De una manera fundamental la ciencia reconoce que hay límites que no pueden ser transgredidos. La noción de lo imposible ha jugado un papel muy importante en la comprensión del mundo.

Hay límites de orden práctico, como limitaciones de presupuesto, o de tiempo. Pero hay límites impuestos por la propia naturaleza, que nos hablan de una imposibilidad intrínseca y definitiva.

La relatividad nos reveló la imposibilidad de superar la velocidad de la luz. Esto quiere decir que hay distancias que no podrán ser cubiertas, observaciones que no podrán ser hechas jamás, por ejemplo, observaciones del interior del horizonte en un agujero negro. En retribución, la relatividad nos enseñó a conocer mejor al tiempo y al espacio.

La física cuántica nos reveló la imposibilidad de medir con certeza la posición y velocidad de una partícula. En efecto, el Principio de Incertidumbre establece que mientras más exactamente medimos la posición, más incierta se vuelve la velocidad, y viceversa. El propio acto de medir perturba al sistema que se mide de una manera incontrolada. Hay una imposibilidad fundamental de predecir con certeza, que hace que las leyes de la microfísica sólo pueden tener carácter probabilista. En retribución la física cuántica nos enseña la estructura de la materia.

Godel demostró rigurosamente que todo sistema lógico permite hacer afirmaciones que no podemos conocer si son verdaderas o no. Eso quiere decir que ni siquiera las matemáticas, sobre las que se asienta nuestro conocimiento de la naturaleza, es inmune a límites fundamentales. Turing demostró la existencia de problemas no computables. Su veracidad no puede demostrarse corriendo un programa de computación durante un tiempo finito.
La ciencia ha descubierto que hay una variedad de fenómenos complejos cuyas leyes de evolución son altamente sensibles a pequeñísimas perturbaciones; por eso es imposible predecir el resultado de cambios evolutivos en poblaciones biológicas, o predecir el clima a largo plazo.

Cuando una teoría descubre sus limitaciones, cuando reconoce que hay observaciones que no podrá hacer, cuando predice que ya no puede predecir, cuando descubre que hay proposiciones que no podrá juzgar si son ciertas o no, es posible que en ese momento la teoría nos esté revelando una verdad profunda sobre el mundo físico.

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